viernes, 10 de noviembre de 2017

Corazón roto

Un corazón roto no debería volverse de hierro, sino abrirse y confiar. Porque los del presente no deberían pagar los errores de los del pasado.

Lo más complicado de todo esto es la era de tecnología en la que vivimos, que en vez de ayudar lo único que nos ofrece es una pantalla en la que refugiarnos de nuestros sentimientos.

Hoy en día ya no se lleva hablar de amor (en todas sus facetas), no se lleva decirle a alguien «me gustas» porque eso sólo te hace vulnerable ante la otra persona. Lo que quieres es levantar un muro, cuanto más alto mejor, que separe las relaciones físicas de las emocionales para que de un tiempo en adelante puedas deshacerte de esa persona de un día para otro a través de un mensaje de whatsapp.

Y con esto no digo que todo sea blanco o negro. Nos hemos acostumbrado a que una persona que quiere «algo más» nos está pidiendo una relación a largo plazo, ¡Casi el matrimonio vamos! No, no. Eso es lo que nos está deshumanizando. Yo puedo no querer tener pareja pero sí conocer a la persona que tengo al lado, aunque compartamos menos de 24h.

Esta nueva vida tecnológica nos ha llevado a pensar que lo que está de moda es «hacerse el duro», quedarse al otro lado de la pantalla sin escribir nada porque «no puedo dejar ver que tengo ganas de hablarle», mirar el móvil y no llamar porque «es demasiado pronto» o no decirle a alguien de ir a cenar porque «eso son cosas de novios».

Este nuevo mundo nos da un millón de facilidades para acercarnos completamente transparentes al otro y nosotros lo único que hacemos es darle la vuelta a la tortilla y evitar cualquier conflicto que pudiera mostrar siquiera un cachito de nuestro interior.

¡Seamos valientes hombre! Vida sólo hay una y de lo único que deberíamos arrepentirnos es de lo que sí dijimos.

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