Nunca subestimes el poder de las palabras. Ellas son mucho más que
sonidos. Las palabras que usamos y escuchamos moldean la mente para
convertirse luego en pensamientos y acciones. Préstales atención, porque
el significado y la intención que exista detrás de ellas marcará tu
experiencia de vida. Sumérgete en palabras cargadas de rencor y en poco
tiempo estarás con el resentimiento hasta el cuello. Elige palabras
amorosas y verás que todo fluye de manera más armónica.
¿Exagerado? Un reciente estudio en la Universidad de Stanford
encontró que las personas expuestas a palabras usadas con frecuencia en
el budismo como “despertar”, “compasión” y “dharma” se mostraban más
empáticas y conectadas con la gente. La razón tiene que ver con la forma
como nuestra mente se deja influenciar a nivel subconsciente por las
imágenes, palabras o ideas que percibe.
Esto es lo que en psicología se llama priming, o preparación, un proceso mental que aprovechan entre otros los publicistas, predicadores y políticos. El priming
sería algo parecido a inducir o sugestionar un comportamiento, ya que
la mente al ser expuesta a símbolos y estímulos específicos reacciona de
manera predecible. Solo piensa en todo lo que se dice en una campaña
publicitaria, un templo religioso o un acto político. Allí realmente
cada palabra cuenta.
El estudio de Stanford también encontró que las personas expuestas a
ideas budistas solían ser más prosociales, esto quiere decir, mostraban
pensamientos y sentimientos de responsabilidad por otros y se sentían
más conectados con los demás, eran más tolerantes, empáticos y
reconocían su interdependecia con el resto de la gente. Lo interesante
es que esta actitud prosocial es más evidente en persona que habían
obtenido altas calificaciones en pruebas de amplitud mental. Sin duda,
la mente es como un paracaídas: funciona mejor cuando está abierta.
El budismo es una práctica que investiga el funcionamiento de la
mente para crear una vida de paz y felicidad. Para ello otorga gran
importancia a los pensamientos, las acciones y las palabras que
utilizamos porque con ellos creamos nuestro mundo. También incluye la
influencia de las palabras que nos rodean, a fin de cuentas, son parte
del ecosistema en el que vivimos.
La esencia del budismo se encuentra en el Noble Camino, compuesto de
ocho elementos. Uno de ellos es hablar correctamente, esto significa,
abstenerse de mentir, de usar palabras abusivas, de crear divisiones con
nuestras frases y de hablar sin un sentido claro. Conociendo el poder
de las palabras, la enseñanza budista invita a prestarle atención a las
palabras que usamos y el efecto que causan en nosotros y los demás. Todo
comienza por escucharnos con atención. Es un ejercicio interesante,
porque si lo hacemos con honestidad podemos descubrir que nuestras
frases encierran ideas y creencias que posiblemente no sean las que
decimos tener.
De igual modo, prestarle atención a las palabras y las ideas que nos
rodean abre las puertas a una conciencia más clara. ¿Qué dicen, qué
encierran, qué efecto causan en nosotros y en nuestro entorno ? No son
lo mismo palabras como batalla, encuentro, guerra y compasión. Cada una
tiene su impacto en la mente y mientras más nos dejemos envolver por
ellas mayor será su efecto.
Préstale atención a las palabras que entran y salen. Pueden ser un
veneno o una dosis de luz. Pueden ser verdad o mentira. Y el trabajo de
cada quien es reconocerlas tal y como son para luego elegir, a cada
momento, con cuales queremos crear nuestra experiencia de vida
http://www.inspirulina.com/el-poder-de-las-palabras-en-tu-vida.html
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